Una semana de estas visitando Caracas , encontré a un compañero de clases de mi infancia, creo que teníamos 8 o 9 años cuando estudiamos juntos. Él, luego de mirarme un rato se acercó,
-Oye,¿ eres Tatianna Ninneff?
- Sí y no- respondí yo.
-¿cómo es eso?, ¿eres o no?
- Sí soy, pero no Ninneff, es NINNEV-corregí.
-Ok, es que estudiamos juntos hace muchos años, soy Carlos ( algo, no recuerdo el apellido)
Me contó historias del colegio, de las excursiones y de compañeros que ni siquiera recordaba, me habló de su vida actual y de sus proyectos empresariales .
- ¿cómo me reconociste?-pregunté yo.
- Ah, es que no he podido olvidar tu boca- y una mirada de león hambriento con sonrisa de conejo de pascuas se dibujó en su rostro.
- ¡ qué tal! ( una expresión muy venezolana)
Me invitó a conversar en un pequeño café del centro comercial y volvió a contarme de la escuela, y de un muchacho llamado Alonso con el que me besé a los 12 años, que por cierto aumentó mi fama, pues después de aquel beso nuestro , todooooooo el colegio se enteró del sabor a fresa de mis labios y según palabras de Alonso ; labios carnosos en boca pequeña.
Lo lamentable es no haberme enterado de eso en aquel tiempo , pues el siguiente año mi familia decidió mudarse a otro país y yo no regresé a la escuela.
Mi amigo Carlos ( en serio, no recuerdo el apellido), estuvo encantador y realmente se merecía ese beso que quería desde unos 20 años antes, quizás más de un beso. Pero bueno, el teléfono sonó por lo menos 5 veces y entre reuniones de trabajos y la llamada de su esposa se nos fue el tiempo y además tenía traje , corbata, yuntas ( no me habría dado tiempo de realizar una fantasía rápida con él).
Lo interesante de todo es que reencontrar a Carlos, fue reconciliarme
con mi pasado feliz y despreocupado en Caracas, sentirse linda y olvidarse de otras cosas que te ocupan la cabeza y te afligen y sobretodo, poder tener mis fantasíaS que no salen de mi cabeza pero se quedan en mi boca.